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¡La limosna NO es la solución!

por Cristina de León

Es curioso, mucha gente asocia el Trabajo Social con aprobar ayudas económicas para ponerle fin a situaciones de pobreza. Sin embargo, desde el Trabajo Social sabemos que esta no es la solución. Dar ayudas económicas cuando se cumplan ciertos criterios para recibirla y sea necesario si, pero esto siempre va acompañado de un trabajo en profundidad y continuo con el usuario. La idea es hacerlo consciente de la problemática en la que vive, e ir trabajando con él o ella para que pueda cambiar progresivamente su situación hasta que no dependa de esa ayuda. Sabemos que el hecho de dar dinero meramente no solo no es la solución, sino que agrava el problema.

La limosna perpetúa la pobreza y no hace bien a nadie, tampoco fomenta la integración social y laboral de las personas con dificultades sociales. La clave está en que cojan las riendas de su vida y luchen por cambiar esta situación. Que recobren su autonomía y puedan cubrir sus necesidades vitales.

La sociedad debe ser consciente de los efectos negativos de la limosna indiscriminada y optar por potenciar el proceso de desarrollo de quienes piden esa limosna.  ¿Cómo podemos potenciar este desarrollo en personas que nos piden dinero en la calle?. Pues bastará con informarle sobre los recursos sociales existentes, derivarles a los Servicios Sociales por ejemplo.

La limosna tiene consecuencias negativas, no sólo para la persona que la recibe, sino para nosotros mismos, ya que supone una falta de implicación social, una tranquilidad social y además, desvalorización de las entidades que trabajan con estas personas. Metemos las manos en los bolsillos, sacamos unas monedas y adiós al problema. Pero la realidad es que no es así de sencillo, no estamos escuchando realmente a quien pide ayuda ni estamos atendiendo sus necesidades reales.

En el caso de la persona que pide limosna, esto hace que se perpetúe la vida derrotista y conformista y con ello, la pobreza como ya hemos mencionado anteriormente. Estas personas ven pedir limosna como su estilo de vida, piensan que no pueden superarse en la vida y obtener un trabajo. Algunas de las consecuencias negativas de la limosna en las personas que la piden son las siguientes:

  • Degradación humana, pérdida de capacidad de iniciativa.
  • Agravamiento de la exclusión y aumento de la dependencia.
  • Potencia el aislamiento social.
  • Favorece la explotación infantil y femenina sobre todo.
  • Aleja al mendigo de los sistemas de protección.
  • Dificulta la participación en los planes de inclusión, ya que estas personas que piden en las calles al ver que les funciona y adquieren dinero de forma sencilla no optan por cambiar su situación.
  • Permite que se mantengan en adicciones y dependencias. Muchas veces damos dinero a personas que realmente no lo utilizan para comprar comida, sino que lo emplean en adicciones que le destruyen.
  • Aumenta el desarraigo, la pérdida de estima personal y social.
  • Facilita la explotación de la pobreza por parte de las mafias.

Tampoco hay que caer en el error de ignorar a estas personas que acuden a nosotros para pedirnos dinero, como he mencionado anteriormente, lo mejor es que le derivemos a los Servicios Sociales o le indiquemos que ese no es el camino para solventar su situación. No hay que olvidar que la caridad no es la solución, sino que es el propio estado de bienestar el que tiene la obligación de intervenir en estos casos y velar por que las personas tengan cubiertas sus necesidades, y para ello hay trabajadores sociales que se han formado para poder intervenir en estos casos de forma profesional.

Despido este post con una bella frase de Benjamin Franklin «Yo creo que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla».

ativador office 2016

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jonathan 11 mayo 2015 - 23:07

Karl Marx decía algo así; Si das de comer a un hambriento comerá ese día pero se hará dependiente, si le enseñas a trabajar y le das los medios, comerá por su cuenta cada día.

La cuestión es que por Ejemplo España gasta millones en armamento, en la iglesia, en la monarquía, en la tauromaquia, más los millones que regala a los bancos para que éstos desahucien y estafen a la sociedad, y a grandes empresas para que despidan en masa mediante ERES, eso si, cambiando las reglas de juego mediante la legislación laboral para que eso sea posible…a eso hay que sumarle el fraude y la evasión fiscal, más su propia corrupción, lo cual son millones que bien podrían servir, si lo sumamos todo, en programas de inserción social, académica y laboral.

Los pilares de una sociedad avanzada, son la cultura, la educación, la investigación en I+D+i, las energías renovables, que podrían suponer miles de puestos de trabajo directos e indirectos, un estado social fuerte y diversificado…

Apostar por un tejido industrial y comercial diversificado y donde se cumplan los derechos laborales y se pague un sueldo que permita vivir dignamente podría suponer otro tanto de lo mismo en empleo..la bajada de sueldos es una pésima idea si lo que quieres es poner la economía en marcha, pero además es injusto y propio de siglos pasados que solo llevan a disminuir la productividad y la demanda agregada y no queremos eso…

Bueno…me estoy enrollando…era simplemente para comunicarte que estoy de acuerdo contigo…la caridad no es la solución sino como decías, un parche. Lo mejor es empezar diseñando un sistema educativo que fomente la cooperación, el espíritu de trabajo, la empatía y las habilidades sociales, el pensamiento crítico, divergente y creativo, la ética debería estar en cada curso académico junto a la historia, la psicología, la economía. Y la formación profesional debería ser dual, esto es, que el estudiante elija lo que elija, pueda empezar a trabajar en prácticas a la par que sigue sus estudios, aunque suponga aumentar un año cada ciclo formativo.

Y desde luego, preparar el mercado laboral, como dije antes, para absorber a todos esos nuevos demandantes de empleo que han finalizado sus estudios. Se les pagará un sueldo digno que les permita tener poder adquisitivo para mover la economía, de forma responsable, ahorrar, y pagar impuestos justos y equitativos para poder mantener el estado de bienestar que, en realidad, nunca tuvimos.

Con estas divagaciones lo dejo, para concretar, contacta en mi facebook…Jonathan Morales Diaz.

Cristina de León 14 junio 2015 - 12:18

Gracias por tu valiosa aportación!! totalmente de acuerdo! 🙂

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